Perdí mi cuerpo
Por nuevas propuestas en el cine de animación
El imperio que la mancuerna Pixar/Disney tiene en el mundo de la animación se hace explícito al realizar un recorrido por la historia de los Premios Oscar. Coco, Intensamente, Valiente, Up y Toy Story son algunos de los títulos a los que se les ha otorgado la investidura de mejor película de animación demostrando el dominio que tiene Disney en este ámbito.
Bajo este contexto surge el animador francés Jérémy Clapin con su filme Perdí mi cuerpo (J’ai perdu mon corps), cuya nominación al Oscar buscará limitar el poder de la casa de animación más famosa del mundo y mostrar que el público infantil no es el único ávido de buenas películas de animación. Y es que Perdí mi cuerpo es una historia profunda, reflexiva, cruda y contemplativa que a través de la animación 2D expresa sentimientos fuertes sin caer en los clichés de este tipo de cine.
La trama gira en torno a dos historias alternas, por un lado, tenemos a Naofel, un adolescente huérfano al que se le dificulta establecer relaciones sociales. Estancado en un trabajo infeliz como repartidor de pizza, este personaje conocerá a Gabrielle de la que se enamorará y a quien tratará de conquistar por distintos medios.
En el otro lado de la trama tenemos a la mano de Naofel, que viajará por los lugares más oscuros de un hostil París para reencontrarse con su dueño. La historia también se construye con los recuerdos que la mano tiene de la infancia de Naofel.
Impresiona la manera en que el director logra que una mano transmita sentimientos sin caer en el lugar común y es que Jérémy Clapin prescinde de los recursos que le den voz o rasgos “humanos” a la mano protagonista (como es común en las películas animadas), en su lugar apuesta por dotarla de conciencia y de un deseo puro.
Es magistral la manera en que las poses que adopta la mano transmiten sentimientos que pasan del miedo, el coraje, la duda, el amor y llegan a la reflexión, todo esto a través de una mano cercenada que se mueve dificultosamente por la ciudad de la luz.
La construcción de Naofel, el protagonista, es excelente, pues se logra tanto desde la trama lineal que en la que el público observa la relación entre Naofel y Gabrielle, como desde los recuerdos que tiene su mano, recuerdos que le dan fuerza para no rendirse en la búsqueda de su objetivo.
El director y guionista utiliza planos largos que incitan a la reflexión, la falta de voz que tiene la mano no impide que el espectador genere empatía con ella y revalorice la importancia que algo tan simple como tocar la arena, acariciar la piel o rozar el cabello tiene para aquellos que han perdido dicha capacidad. Pero no solo esto, el filme también genera reflexión sobre la importancia del tacto entre humanos y enfatiza el desapego que se debe tener con algunas situaciones.
Perdí mi cuerpo es una película de animación que reivindica al género, se aleja de estereotipos, muestra una realidad cruda y genera en el público un estado de reflexión. Este filme francés se encuentra disponible en Netflix y el próximo 9 de febrero del 2020 competirá contra Toy Story 4, Cómo entrenar a tu dragón 3, Mr. Link: el origen perdido y Klaus, para llevarse el galardón como mejor película animada y ver si los críticos están dispuestos a voltear a aceptar nuevas propuestas o si el imperio de Disney continuará vigente.