¿Qué tal tomar un viaje para encontrar tu camino? ¿Para encontrarte a ti mismo? ¿Lo tomarías? Pues esta es la oportunidad que toman los personajes de Resfeber, una obra de Ingrid Cebada que aborda la incertidumbre de la juventud, la necesidad de planear un futuro, y los problemas de no soltar nuestro pasado. 

En un tren donde solo hay una forma de salir, cada pasajero tiene que seguir al pie de la letra las reglas del viaje, o su destino podría ser mortal. En el viaje, se exploran las conexiones humanas más allá del amor, y el odio. ¿Cómo sería conocer a personas sin un pasado, sin un futuro planeado y sin nombre?; pues una de las principales reglas es que los pasajeros no pueden compartir su nombre, o sus recuerdos.

“El recuerdo es todo lo que tenemos y lo único que nos salva”.

Algunos de los pasajeros abordan el tren con un equipaje muy pesado, pues deciden llevar en él todos sus sueños, como si esas maletas no pudieran abrirse y cerrarse, vaciarse y llenarse una y otra vez. 

“Siempre hay algo que podemos soltar para aminorar el peso de nuestra vida.”

Este tren les promete la oportunidad de regresar al momento que ellos deseen de su vida, pero no a cualquiera, se realiza un concurso de talentos, y el ganador será el merecedor de este premio.

Vamelca Centeno, Belén Rodríguez, Pavel Akindag, Alicia Gallardo, Rossana Deneb, Julio Núñez Sahagún, Fernanda Flores, Enara Labelle y María Cid, se encargan de darle vida a estos personajes, con quienes te sentirás identificado y acompañarás en su travesía donde los personajes tratan de dejar atrás su pasado, buscan una razón para construir un futuro desde cero y encuentran el verdadero valor de vivir el presente. 

Una puesta en escena que toca las fibras más sensibles de los jóvenes que viven con la incertidumbre de no tener un futuro planeado y sin poder desprenderse de su pasado. 

Las siguientes funciones de Resfeber se llevarán a cabo el sábado 16 y el domingo 17 de octubre, en La Casa del Teatro, y puedes obtener tus boletos a través de  boletopolis.

 

Fotos por: Natalí Osnaya