Una de las deudas más grandes que tiene la crítica cinematográfica a nivel mundial es con el director Michael Mann.

A lo largo de la década de los noventa, Mann siempre fue degradado al mote de director de género, un simple artesano que poseía habilidades técnicas para filmar secuencias de acción. Nada estaba más lejos de realidad, como muchos cineastas americanos, Mann no fue valorado en su totalidad hasta que los medios europeos lo voltearon a ver, revistas como Film Comment o Cahiers du Cinema (cuando la opinión de Cahiers du Cinema aún importaba) lo reivindicaron a través de textos que descubrían la verdadera importancia de su filmografía.

Con The Insider, película del año 1999, Mann no sólo justificó los halagos de la prensa francesa sino que se posicionó como uno de los grandes directores de Hollywood, un maestro a la par de Scorsese, Eastwood o Coppola.

Con Heat (1995), su anterior thriller, Michael Mann ya había renovado el género policiaco a niveles impensables, sin embargo, fue The Insider la película que lo llevó a llenar el ojo de la crítica “seria”, aquellos débiles oculares cuya miopía no les permitía ver el arte de un director mayor, un narrador a la altura de los mejores novelistas del noir literario como Raymond Chandler o Dennis Lehane.

The Insider (El Dilema como se le conoció en América Latina) cuenta la historia de Jeffrey Wigand (Russell Crowe) un directivo de la famosa tabacalera Brown & Williamson que descubre un secreto de la industria que podría arruinar el negocio de las compañías de cigarros. Al ser despedido, Wigand se encuentra a Lowell Bergman (Al Pacino), un famoso productor de televisión que le ofrece contar su historia en cadena nacional. Es importante decir que la película se basa en una historia real que fue revelada gracias a un reportaje de la revista Vanity Fair.

En manos de un director menor, The Insider se hubiera convertido en una película clásica del Golden Choice, un biopic convencional y moralino que trata de enseñar la maldad de las corporaciones de forma plana y unidimensional. Bajo la batuta de Mann, el filme se convierte en una clase maestra de narración, en una lección abrumadora de suspenso, en un recital de azules en pantalla.

Para los que despreciamos la teatralidad en el cine, la musicalización exagerada, el abuso de trucos de edición; The Insider es la misma gloria. El director americano ha creado una obra despojada de toda trampa, una película realizada exclusivamente desde el lenguaje cinematográfico (donde la imagen en movimiento trasciende el texto, el sonido o el histrionismo).

Aunque no lo parezca, el cine de Michael Mann es una gran influencia para varios directores de esta generación. Son muchos los que se alimentan de sus enseñanzas (Steve Mcqueen en Widows, Paul Thomas Anderson en Magnolia, Christopher Nolan en Dunkerque, Jaques Audiard en Un Profeta o David Fincher en The Fight Club).

En The Insider, el estilo de Mann se depuró notablemente: su obsesión con el color azul en la fotografía, sus acercamientos al género documental con el uso de cámara en mano, su absoluto dominio para filmar la noche (no existe ningún director de la historia que atrape la noche como él) y su precisión para darle el timing perfecto a cada secuencia (corta cuando debe cortar, deja correr la cámara cuando así lo amerita su historia). No hay pasos en falso, no hay lugar para la improvisación.

El film no es la obra de un solo genio, dentro de su grandeza también aparece el nombre de un tipo arrogante, un actor petulante, un personaje presumido, patán y que siempre me ha caìdo mal. Con su actuación, Russell Crowe le dio a la historia del cine un regalo impagable, una clase absoluta del dominio actoral, a su lado, Al Pacino luce como un vulgar amateur.

Pocas veces un actor ha representado tan bien la destrucción interna, el rompimiento del ego y la muerte del alma (todo en total control del cuerpo, sin exageraciones, dramatismos o desproporciones). Para mí, una de las cinco mejores actuaciones en la historia del cine.

Bajo la máxima de Howard Hawks en donde el cine “jamás debe aburrir”, The Insider también triunfa. Muchas personas confunden el cine de autor con el cine aburrido o contemplativo. Mann demostró que los filmes de género también pueden ser personales y a golpe de genio, logró colisionar el mundo del arte con el del entretenimiento.

Han pasado 20 años desde que se estrenó The Insider en salas comerciales, el cine americano aún no es capaz de dar a luz a una película tan terrible, tan redonda y tan ferozmente entretenida.

  • The Insider (El Dilema)
  • Estados Unidos, 1999
  • Director: Michael Mann
  • Guión: Eric Roth, Michael Mann (Artículo: Marie Brenner)
  • Con: Al Pacino, Russell Crowe, Christopher Plummer, Diane Venora
  • Duración: 151 minutos