En un contexto donde los estrenos taquilleros se han visto afectados por la contingencia sanitaria, el cine nacional no deja de demostrar su valentía y se aventura a buscar no sólo espacios de exhibición, sino ha dejar en claro que nuestra nación tiene mucho más que ofrecer que solo las típicas y estereotipadas comedias románticas. 

Polémicas o no, con grandes o bajos presupuestos, con elencos que se adhieren al star system o con actores no profesionales. Hoy más que nunca, es necesario tener una oferta diversa que ponga en alto la producción cinematográfica nacional. En este contexto, Todo en juego la más reciente cinta de Alfredo Marrón Santander llegó a salas de la Cineteca Nacional el 6 de noviembre de 2020 y regresó este abril del 2021. 

Situada a finales de la década de los 80, en Mazunte, Oaxaca, la cinta hace latente el proceso de madurez a través de los ojos de Ismael, interpretado por Emanuel Torres. En su paso por la adolescencia, se enfrentará a la crueldad que habita el mundo, crudeza que había pasado desapercibida ante su mirada de niño. Con la llegada de un primer amor, Ismael será testigo de un crimen y se verá obligado a decidir si afrontar la situación o guardar silencio.

La premisa se acompaña de una fotografía cálida que nos transporta a un pueblo donde la modernidad aún no mancha el horizonte de cableados; donde los senderos aún mantienen el color de la naturaleza, aunque pronto serán teñidos de gris. Así, también se va construyendo la premisa de que la modernidad no siempre es sinónimo de bienestar, y que, muchas veces, más bien representa la llegada de un sistema voraz que corrompe el equilibrio comunitario. 

En representación del mal encarnado, Luis Alberti da vida a Bernabé. Su actuación destaca al dotar a su personaje de matices que van de la ignorancia a lo pernicioso. De la mano de la oscuridad, el chiflido de Bernabé llena la pantalla de suspenso y en el espectador invade el miedo y hasta la rabia. Su presencia no es más que el vaticinio de un fatídico destino para el poblado oaxaqueño.

El universo que plantea Alfredo Marrón Santander en Todo en juego, nos recuerda a aquellos mundos que bajo su dirección, Once Niños produjo para el público juvenil: situaciones verosímiles que dejan atrás las problemáticas banales para hablar de frente sobre el despertar a un mundo que no se tiñe de color rosa, pero donde aún hay esperanza y tanto para Ismael como para sus amigos la clave será el beisbol.

Al mismo tiempo, el director retrata la frialdad con la que los programas gubernamentales impulsan la ‘prosperidad’ en los poblados rurales, sin un acercamiento real a las necesidades de esas zonas. Convirtiéndose en factores que transgreden las dinámicas sociales establecidas y que abren la puerta a la violencia, la corrupción y otros males. 

Todo en juego cuenta también con las actuaciones de Mónica del Carmen, Mercedes Hernández, Juan de Dios Ríos, Luis Miguel Vargas y Dagoberto Gama.