Una cosa descaradamente buena
Vives en la ciudad más surrealista, enajenante y visceral del mundo, un día tu esposa te abandona, las criaturas de la jungla de asfalto te atacan y para colmo, el calentador está apagado. ¿Qué podría pasar con este escenario?
Una cosa descaradamente buena nos cuenta la historia de un hombre al borde del precipicio, el “sujeto en cuestión” (que a partir de ahora llamaremos Ramón), vive un día de furia donde probará los límites de la cordura, la libertad y el hastío.
La obra es una afilada crítica al status quo mexicano en clave de comedia. En sus potentes 60 minutos, desfilan las miserias del México de nuestro tiempo: la rutina, la informalidad, la apatía, el amarillismo, la corrupción, el querer y no poder… Todo se mezcla en un licuado que irremediablemente nos provoca una indigestión atómica.
Una cosa descaradamente buena se sostiene en la actuación de sus dos protagonistas. Camila Torres y Daniel Cervantes irradian una complicidad poco habitual en escena, esta armonía se muestra a nivel físico, mental y emocional. A partir de la pantomima, las frases completadas y los “chistes locales”; los dos actores contagian su vínculo y se mimetizan durante toda la obra.
El trabajo físico en la obra es esencial, los histriones realizan un esfuerzo admirable, brincan de aquí allá en un escenario reticulado mientras nos hacen reír con diálogos llenos de referencias populares y un humor que va de lo ácido a lo explosivo, gracias a la excelente dramaturgia de Misael Garrido.
A final de cuentas, la obra no es más que un homenaje/crítica a nuestra capacidad de resignación, a esa bizarra virtud mexicana que Octavio Paz definió perfectamente en su ensayo más famoso: “La resignación es una de nuestras virtudes populares. Más que el brillo de la victoria nos conmueve la entereza ante la adversidad”.
Una cosa descaradamente buena es frustración, pero también libertad, es comedia, pero también drama, es teatro pero también realidad, es apatía, pero también revolución.
Una puesta en escena endiabladamente entretenida, llena de carisma y risas. No sé si ustedes le darán la misma lectura a esta obra, pero les puedo prometer que cuando la cortina se baje, los asaltará el impulso de hacer una cosa descaradamente buena: vivir.
- Capilla Teatro
- Comedia
- Dramaturgia: Misael Garrido.
- Dirección: Misael Garrido.
- Elenco: Daniel M. Cervantes y Camila Torres Cantú.