Dicen que el amor a los padres siempre está ahí que lo supera todo. No importa cuanto pase en esas relaciones siempre llega el momento en que la sangre te llama, pero no me gusta creer eso, pienso que más bien la nostalgia nos llega y comenzamos a recordar los momentos perfectos que pasamos a su lado, valoramos las pequeñas risas y las pláticas que nos dejan historias que difícilmente podemos olvidar. 

“Regresé a Mérida porque me dijeron que le había dado un infarto a mi padre” así comienza Cachorro de León, una de las obras que ha posicionado a la actriz, dramaturga y directora Conchi León como un ícono del teatro mexicano. A través de este monólogo la actriz se abre de capa para contarnos una compleja relación con su padre que estaba llena de amor, pero que era opacada por episodios de violencia, por traiciones y momentos agridulces que forman parte de su propia vida. 

Aunque esta ficción está basada en la vida de Conchi, refleja a muchos padres mexicanos que buscaban ser los más hombres, los más valientes, los que tenían más mujeres, que tenían miedo de lograr un momento de vulnerabilidad con sus hijos, porque eso no es hombres, porque las lágrimas son para las niñas. En la familia de Conchi vi reflejada a mi familia, a mi madre, mis tías, mi abuela y mi abuelo, una familia muégano que es amorosa y en la que el cariño siempre está presente, pero que tienen cicatrices que dejaron las marcas de las violencias que llegaron a vivir. 

Esto es lo que hace relevante Cachorro de León, es una obra que podría ser percibida como algo muy específico, pero todos conocemos a un Mauricio León Rosas tal vez ahora ya no es una figura que podemos ver reflejada en un padre, pero si en un abuelo. También encuentro que en esta obra existe un valor al no juzgar al personaje como un villano, sino que le da matices que nos hacen ver la complejidad que tenemos los seres humanos, pues no somos buenos ni malos todo el tiempo. 

“Entonces yo le devolví la mentada; -más por reflejo que por insultar a mi abuela muerta-, él remató con un: ¡Pues me largo! y yo con un: ¡Pues muérete! Más por tener la última palabra que por desear en serio su muerte.”

Cuando llega el momento vemos nuestra vida hacia atrás y vemos con claridad aquellos momentos que nos hicieron sufrir, pero también vemos esos momentos de luz en los que reímos y nos sentimos protegidos, amados y se vuelve todo tan complicado porque la película de nuestra vida no estaría completa sin una parte de la historia, porque todo va sumando para poder llegar al momento que estamos viviendo. 

La actuación de Conchi León es una cosa aparte, nos deja claro que este es su monólogo, que esta obra tiene una conexión con ella y además de la relevancia social que tiene su texto la representación que realiza en el escenario suman para que la puesta se mantenga en el gusto de los espectadores. No te pierdas de Cachorro de León, casi todo sobre mi padre que se estará presentando los miércoles a las 20:00 horas en el Teatro Xola.