Esta pieza está inspirada en el cortometraje francés de 1956, Le ballon Rogue, de Albert Lamorisse. Hace 20 años la historia se retomó y adaptó  por el grupo Paletis conformado por las pedagogas Esmeralda Peralta y Leticia Negreten quienes crean una singular puesta en escena para el disfrute de las  infancias. 

Cuando niños tenemos apegos un tanto peculiares, hay cosas de las cuales no queremos separarnos, tenemos un juguete compañero de aventuras, una prenda para hacernos sentir seguridad, zapatos de la suerte, entre otras cosas. Para Emilia su globo rojo es aquel acompañante incondicional, un amigo del cual jamás querrá separarse pues es cómplice de todas sus ocurrencias. 

La obra de Once Once Producciones recrea a través de figuras expresionistas de cartón la Ciudad de México, lo cual enfatiza el carácter y cultura capitalina. Además, de usar sonidos distintivos como la campana de la basura, el cilindro, los maullidos de los gatos en la azotea durante la madrugada o la marimba al atardecer. 

Si hay un sentimiento que Emilia y su Globo Rojo marco en mi es nostalgia. pues tal como lo señala su productora Jimena Saltiel “Hijas que hoy regresan a ver la obra como madres, madres que regresan como abuelas, niñas con sueños que hoy vuelven como grandes actrices”.

Cuando tenía 3 años conocí el teatro a través de este montaje, los colores, las luces, estar en un espacio totalmente  oscuro donde la única iluminación era el escenario hacían de la situación algo aterrador, pero en cuanto ví ese globo rojo mi miedo se transformó en asombro. 

Regresar años después como adulta, ver alrededor pequeños con la mirada atónita, fascinada, escuchar su risa, el llanto que comparten con Emilia cuando se siente afligida, hacen que recapacitemos la postura de la niñez frente al arte, como una función sabatina puede  despertar el amor al teatro.