Juan y Julia nunca supieron cómo
“Juan y Julia nunca supieron cómo” es una reinterpretación de la obra original del autor sueco August Strindberg titulada “Señorita Julia” adaptada a un contexto contemporáneo mexicano, traída a los escenarios por la compañía de Juan Carlos Franco y dirigida por el actor Daniel Giménez Cacho. La obra esta interpretada por Cecilia Ramírez Romo (Julia), Alan Uribe Villarruel (Juan) y Nara Pech (Cristina). La obra aborda diversas temáticas de índole social y cultural, que aún después de un siglo de su estreno pueden percibirse vigentes para analizar cómo es que se permearon por tantos años haciendo que la discusión de la obra sea hasta identificable.
La obra transcurre durante la fiesta de nochevieja del personal de una mansión, las personas de Juan y Cristal son un mayordomo y una ama de llaves que se encuentran debatiendo sobre la moralidad de las acciones de la hija de los dueños de la casa (Julia) durante esta fiesta, hasta que, después de un rato está se presenta ante ellos para debatir juntos. Cristal cae dormida en la habitación y Juan conversa con Julia hasta la mañana siguiente, trayendo con si un catastrófico final para el trio de personajes.
Es interesante como una historia desarrollada en una sola noche y en una sola habitación puede exportar a fondo la psicología y pasado de los tres personajes, los diálogos cargados con una critica social impresionante hacen que la audiencia pueda empatizar con cada uno de ellos, a pesar de las acciones cometidas, porque esta obra tiene un vaivén entre lo justificable y lo imperdonable, principalmente con el personaje de Juan, un hombre letrado y culto dentro de diversas áreas, quien nació en una clase baja y escalo en la sociedad hasta convertirse en el mayordomo que es, sin embargo es su inteligencia y su trabajo de sirviente lo que lo hace caer en la crueldad y narcisismo para con los demás, su personaje hace un análisis a la psicología de una persona que cree que por luchar tanto por subir en la sociedad puede tratar a todos los demás como inferiores, principalmente a los que nacieron teniendo todo el dinero del mundo en sus manos, como Julia, personaje por quien siente una atracción fuerte, pero no porque la ame, sino que solo la ve como un bien para sus objetivos, no porque realmente la desee a ella como persona, la desea como objetivo y logro social.
Julia es una víctima total de las circunstancias que la rodean en el universo de la obra, una persona atrapada en su jaula de oro buscando un propósito para vivir, quien siente intriga y a la vez repelo de la vida de sus mozos, es una mujer que busca ser trascendental con sus acciones pero que su estatus social la limita a ser lo que la merced de su padre quiera, aún cuando vive cierta libertad que critica la época en la que la obra fue escrita, está atrapada en una dinámica social que le impide desenvolverse como le gustaría, no puede ser ella misma, pero paradójicamente encuentra cierta comodidad dentro de su situación, comodidad que la hace sentir una culpa inmensa por la cual busca un castigo físico y emocional el cual se manifiesta en Juan, haciendo que la pasión entre ambos sea de puro interés en demostrar poder por parte del mayordomo y castigo y culpa por parte de Julia.
Cristal es un personaje que interviene al final de cada debate de Juan y Julia con un punto de vista que mezcla los argumentos de las dos personalidades para crear otra reflexión sobre la situación que plasma cada punto de la conversación, el hecho de que estas intervenciones ocurran cuando Cristal está en un estado de sonámbula puede interpretarse con un pensamiento dormido que la sociedad debe de empezar a traer a la mesa de la conversación, está en el inconsciente colectivo pero no pasa de ahí se queda estancado en ese momento, y al despertar es olvidado para continuar la vida con indiferencia así como Cristal la mañana del primero de enero.
Las actuaciones entran dentro de las más impresionantes de la carrera de sus protagonistas, es increíble cómo aprovechan el espacio para entregar interpretaciones cargadas de furia, tristeza y desesperación, llevadas de la mano de Giménez Cacho quien supo aprovechar a los actores para darles una orientación impecable para hacer que el espectador se asombre con cada una de las escenas regalando momentos de catarsis en todas y cada una de ellas haciendo que se sientan con la mesura adecuada dentro de las expresiones y movimientos de los intérpretes.
El trabajo de iluminación, utilería, vestuario y escenografía en conjunto hacen que el ambiente sea inmersivo aun cuando es un escenario cuadrado y se puede ver al público cruzando la puesta en escena. La iluminación limita muy bien el campo de atención del espectador centrándose en lo importante. Todos estos elementos también hacen que la obra por momentos parezca una pintura del periodo barroco con los ademanes y posturas en las que Cacho centró a los actores.
En las notas del programa de mano y en entrevistas de Juan Carlos Franco el explica que no buscaban tener una crítica social con la obra más que solo darle una reinterpretación a la actualidad, sin embargo, lo primero no se puede, debido que los diálogos son identificables y esto no tiene porque representar algo negativo para el montaje, sin embargo, hace que uno se cuestione cuánto ha avanzado la sociedad mexicana desde 1888 como para que esta obra tenga una crítica aplicable aun cuando no era la finalidad de esta versión. Por otro lado, los diálogos que están presentes para contextualizar en la contemporaneidad al relato son algo desconcertantes para el público, la obra pudo haber tenido el mismo impacto sin cambiar los lugares del desarrollo de la historia, se sienten añadidos solo porque si los nombres de ciertos lugares no representan un daño enorme, sino que por momentos puede sacar de la ficción al espectador por sorpresa de la mención.
La obra es una experiencia que posee todos los elementos dramáticos que hacen a un montaje excelente, es impresionante cuanta calidad y dedicación tienen los involucrados en el proyecto, se puede ver todo el trabajo escénico que respalda lo que se presenta al espectador, sobre todo, es increíble cómo cada parte de la producción puede hacer que un guion en el que solo existen tres personajes visibles se sienta tan lleno y puro.