Con un golpe directo a la nostalgia, LA FIESTA se muda de Nueva York a la Ciudad de México de los años noventa para demostrar que la diversidad es tan normal hoy como lo ha sido por décadas. La icónica obra de David Dillon se mexicaniza para hacerla más cercana a un público que se encuentra a merced de un grupo de amigos para los que el pudor y los secretos son una quimera. Las risas están garantizadas en esta comedia que hace referencias a la cultura pop ochentera y noventera a través de diálogos sarcásticos y críticos envueltos en un aura de amistad y libertad. 

LA FIESTA, la comedia gay de los 90´s transcurre bajo las cuatro paredes de un departamento en la Condesa en el que un grupo de siete amigos abiertamente homosexuales, se divierten con un juego de cartas por medio del cual tendrán que revelar sus secretos más oscuros, perversos, personales y sexuales o, si la suerte no les sonría (o sí), cumplir con un reto que otro de los concursantes le impone. No existen límites en este juego cuya intensidad aumenta conforme la ropa de los participantes disminuye.

Esta obra destruye prejuicios, destroza tabúes y aniquila al pudor. Es una oda a la libertad que se expresa en la relación de este icónico grupo de amigos que, sin recato ni temor a ser juzgados, muestran su verdadero ser sin represalias ni hostigamientos. En este juego subyace la vida gay de los años noventa, el espectador es un testigo muy cercano del desenvolvimiento íntimo de esta comunidad que navega en un mar de libertad.

La falta de un conflicto a resolver en LA FIESTA genera que ésta encuentre su pilar en los siete personajes que son la evidencia de la diversidad que existe entre las personas, sin importar sus preferencias, y ayuda a desmitificar la imagen que el cáncer del prejuicio ha establecido sobre la comunidad gay. Los siete, son personas distintas, con deseos, miedos, pasados y personalidades propios, sus preferencias no los definen. Este es el punto más trascendente de la obra, demostrar que la diversidad es tan natural como la vida misma y que los puntos de vista divergentes no implican un conflicto necesariamente.

Otro punto que destacar en esta puesta en escena son los trazos perfectos que manejan los siete actores en el reducido espacio en que se desenvuelve la historia. La coordinación de los histriones es milimétrica, cada sabe a profundidad cómo desplegarse a lo largo de la sala. La química entre ellos aumenta conforme las situaciones representadas se tornan más intensas, esto sin que el humor, el elemento más importante de la obra, se vea reducido.

Los diálogos son puntillosos, críticos y satíricos, al igual que los personajes no se guardan nada, la censura no existe, las palabras flotan por el escenario y caen como dardos sobre la idiosincrasia mexicana noventera. La comedia ataca al espectador desde dos flancos: el visual, con las situaciones físicas que se presentan en la obra, y el auditivo, con estos diálogos precisos que evocan recuerdos de un pasado cercano.

LA FIESTA, la comedia gay de los 90´s es necesaria, tanto para aquellas personas que aplauden la diversidad, como para las que viven bajo la sombra del prejuicio. Esta obra desnuda todo: a sus actores, al público que se abre a la libertad, al pensamiento anquilosado y a la risa. Es directa y provocativa, un homenaje al amor y a la diversidad.

Esta puesta en escena se presentará en el Marketeatro los viernes a las 19:00 y 21:30 horas, sábados a las 18:00 y 20:30 horas y domingos 17:00 y 19:30 horas. Alex Mont, David Ortega, Dan Cervantes, Diego Tenorio, John German, Lalo Arredondo, Luis Orozco, Miguel Salas, Óscar Ugalde y Rodrigo Cuevas alternan funciones. Los boletos pueden adquirirse en taquilla o a través de Ticketmaster.