Robin, Gatúbela, Spiderman, María Antonieta de Austria, Batman, un hada, un gladiador y una alebrije irrumpen en el Teatro La Capilla y lo destrozan para presentar una farsa con tintes absurdos y un humor negro delicioso. La Quema de Unicornios escrita por Luis Romani y magistralmente dirigida por Boris Schoemann expande los límites de la dramaturgia con una narrativa alterna y trepidante que mantiene en vilo al espectador.

Una fiesta de disfraces exclusiva se convierte en un infierno cuando los asistentes muestran su verdadero rostro (aunque estén disfrazados). Lo que inició como una celebración de Halloween en una mansión, se convierte en una toma de rehenes con cambios de giro abruptos y un manejo del humor negro que fascina a la vez que incomoda. 

En esta puesta en escena las lealtades se ponen en duda, las amistades se cuestionan y el desasosiego reina. Tanto el espectador como los propios personajes deambulan en un laberinto de incertidumbre con puntos de giro inesperados que cambian abruptamente la trama. Ni siquiera los superhéroes representados en esta farsa son capaces de resolver el conflicto de esta trama que se complica conforme avanza.

Desde los primeros minutos La Quema de Unicornios genera una especie de dulce incomodidad que atrae, como sucede en la novela Distancia de Rescate de Samanta Schweblin. Boris Schoemann no deja respirar al espectador e inicia la obra con una escena intempestiva que marca inmediatamente el ritmo veloz que no se detiene durante los 80 minutos de duración. 

Los diálogos son sagaces, cargados de un sutil humor que contrasta con lo tenso de la trama, a través de ellos se construye una historia cuyo pilar descansa en el excelente manejo y ocultamiento de información trascendente que lentamente se va develando hasta llegar a un final sorpresivo.

La Quema de Unicornios utiliza el absurdo como herramienta para causar una incomodidad extraña en el espectador, pues mientras es testigo de una escena de extrema violencia, el carácter fársico de los personajes sale a relucir a través de diálogos irónicos, humorísticos y críticos. No importa qué tan tensa sea la situación, Romani y Schoemann logran aligerar el peso de la escena con un perfecto toque de humor que lejos de diluir la fuerza de escena, la potencia. 

Esta obra es una nueva forma de ver teatro. Desde su presentación, su narrativa y sus personajes. Boris Schoemann pone de cabeza, literalmente, al Teatro La Capilla, lo subvierte anticipando que la puesta en escena que se va a presentar es fuera de lo común, extraordinaria. Los escenarios se construyen a partir de una voz en off que determina el tiempo y el lugar de la acción. Se utiliza el contrapunto para mostrarle al público el desarrollo de dos escenas que suceden en el mismo tiempo, pero en diversos espacios. En ocasiones la trama tiene saltos temporales regresivos que dan información trascendente para que avance la historia.

Las actuaciones de todo el elenco son excelsas, todos y cada uno de ellos logran delinear personajes encantadores, oscuros e impertinentes que en ocasiones abusan de estereotipos solo para imprimirle fuerza al tono humorístico.

En el trasfondo, esta obra trata de demostrar lo necesario que es el respeto y la tolerancia hacia la identidad y creencias del otro. Los personajes representan a diversos segmentos de la sociedad que coexisten en un mundo intolerante, lo que lleva a situaciones de extrema violencia que son sosegadas por el excelente manejo del humor, pero que pone en la mesa este tema de vital importancia. 

La Quema de Unicornios es una puesta en escena dinámica, atractiva e innovadora que presenta una nueva forma de presenciar el teatro. Las risas están garantizadas, realiza un manejo perfecto de la farsa y cuenta con personajes entrañables que caen en el absurdo.

Esta obra se presentará los miércoles del 05 de junio al 03 de julio de 2024 en el Teatro la Capilla.