Bill Skarsgård protagoniza el remake de una propiedad intelectual enmarcada en el tabú controversial de la historia del cine. El Cuervo (2024), basada en la serie de cómics creada por James O´Barr, es una obra con sabor a nostalgia que nos traslada a las cintas de superhéroes de finales del siglo pasado; con una historia que se toma sus libertades para presentarnos una tragedia emo digna de las letras de My Chemical Romance y escenas de acción alocadas. 

Estamos en una época marcada por remakes, reinterpretaciones de películas, videojuegos y obras que obtienen un segundo aire gracias a los avances tecnológicos del momento con resultados diversos. Cierto es que, la película que nos compete hoy, es un conjunto de recuerdos complicados e interesantes que dan como resultado un sabor de nostalgia tanto para lo bueno, como para lo malo. 


Desde su interpretación como el payaso Pennywise en la saga de horror It (2017), que curiosamente también fue un remake, Bill Skarsgård se ganó el cariño de muchas personas al entregar una versión retorcida y refrescante del personaje. Por otro lado, en la cinta de John Wick 4 (2023), interpretó a un villano carismático bien presentado que carecía de una construcción de personaje memorable. Con ello, su rol en la película del cuervo era una incógnita interesante por el carácter ominoso del antihéroe. 

Es de conocimiento público que la obra de El Cuervo (1994) fue exitosa hace varios años, pero, desafortunadamente, a partir del incidente trágico con el primer actor protagonista del personaje, Brandon Lee, y una serie de secuelas poco recordadas, esta cinta quedó encerrada en el baúl de películas olvidadas de Hollywood. Con esto en mente, cabe preguntarse ¿Valió la pena revivir la tragedia del cuervo enamorado?  

Por una parte, es de recalcar que la interpretación de Bill Skarsgård es de lo más rescatable. Empieza un tanto floja al intentar ser una reinterpretación contemporánea de la obra original, pero la esencia de la historia se mantiene, por lo que el ritmo y la historia pueden considerarse como una consecuencia de sus propias raíces. Lo que es de llamar la atención es lo mucho que esta película puede trasladarte a aquellas tardes sabatinas frente al televisor durante la primera década de los dos mil. 

Esta película tiene un sazón muy particular que recuerda a otras obras como Blade (1998), Spawn (1997) y hasta RoboCop (1987). Tiene ese aura de película clase “B” con efectos hd remasterizados, que presenta una historia sencilla, con varios huecos argumentales y concesiones que dan como resultado una construcción de personajes poco profunda en favor de la acción y momentos de impacto visual gore. 

La película del cuervo original no es que fuera la octava maravilla del cine, pero contaba con una ambientación un tanto más cruda y grunge, por lo que esta nueva adaptación carece de estos elementos en una buena parte de la obra. 

El ritmo es inconsistente y se siente como si quisieran darle prisa al “desarrollo” de los personajes para mostrarnos lo más pronto posible la presentación del antihéroe, algo que no sale bien, puesto que tardan en presentar a la versión definitiva del Cuervo y el proceso de metamorfosis de Eric, el protagonista, es algo decepcionante. 

Empieza como un personaje poco merecedor de sus poderes, que busca venganza a partir de la tragedia que lo marca, pero que aprende a paso lento de sus errores, situación que es desesperante y que, no es hasta el tercer acto, cuando de verdad se nota el potencial del Cuervo. El camino del protagonista es un mar de contrastes.

Hay momentos genuinamente divertidos, gracias a la acción y a la comedia involuntaria, que te mantienen en la promesa de la película. Pero, la ilusión se rompe por varios factores, que van desde un villano poco interesante, hasta el desarrollo acelerado y cliché de la pareja conformada por Shelly (FKA Twigs) y Eric, que incluso llega a caer en momentos incómodos y desafortunados como el de “No me gusta la arena” en la saga de Star Wars con Anakin y Padme. 

El romance emo adolescente de los protagonistas va a pasos super acelerados, con una justificación en la historia que es predecible y que genera un conflicto dentro de la psique del protagonista que resulta inverosímil ante toda la cantidad de sangre y destrucción que provoca a su paso. 

Está claro que la construcción de la historia no es una de las virtudes de esta película. Sin embargo, la nostalgia de aquellas obras a las que recuerda sale a relucir con escenas de acción divertidas, frenéticas por momentos y entretenidas que valen la pena. 

El Cuervo es un personaje inmortal, condicionado por la confianza en el amor de su amada fallecida y motivado por la venganza. Dicha premisa permite la presentación de tales momentos de acción, los cuales son sumamente gráficos y que encantarán a las personas amantes del gore. Lo malo es que se siente que pudieron haber hecho más escenas de este estilo, y no es sino hasta el último tramo que todo su potencial se hace presente, que es donde Bill Skarsgård demuestra su poderío. 

Visualmente hay momentos interesantes, como la dimensión en la que el personaje obtiene sus poderes, una construcción infinita gris sacada de algún videojuego tipo survival horror y las escenas de gore exageradas que te pueden provocar una sonrisa por lo ridículas que pueden llegar a ser si es que te agradan este tipo de obras. 

En el apartado musical siento que la película cumple, tiene esas tonalidades de rock alternativo deprimente con momentos más calmados que no están mal, puede que alguna canción se te quede en la memoria por un tiempo y tengas la necesidad de buscarla cuando acabes la película. 

A pesar de la nostalgia por los recuerdos que evoca, y los momentos divertidos, esta película pasa sin pena ni gloria por la ola de remakes que inundan la industria en la actualidad. Puede decirse que es una película palomera, en caso de que no tengas algo más por ver en tu casa o cine de confianza. 

Con obras como Alien Romulus allá afuera, o  Late Night with the Devil, El Cuervo se queda en el camino por ser memorable y una opción poco recomendable si buscas algo diferente entre todas las variables que existen en cartelera. Sin más, creo que habría sido mejor mantener en su tumba al Cuervo vengador y dejarlo descansar, sus elementos rescatables llegan demasiado tarde y, el futuro de esta franquicia vuelve a ser una incógnita, al sentirse como una oportunidad desperdiciada.