La décima segunda edición del FICUNAM continúa como el festival que promueve la exploración de nuevas tendencias en los ojos de profesionales, pero abierto también al público en general que quiera ser parte de él.

Como muestra el caso de  Agua Caliente, filme de Diego Hernández que narra la relación del día a día entre un hijo (Diego) y una madre (Graciela), en una perspectiva donde la convivencia está condicionada al confinamiento.

La historia nos lleva en una óptica única sumamente natural y en ocasiones meramente contemplativa. En ella podemos sentirnos identificados con los protagonistas a través de problemáticas comunes como la de un vecino ruidoso o desperfectos en el hogar que nos obligan a arreglarlos.

A lo largo del poco más de la hora que dura el film te sumerges en la intimidad los protagonistas: Diego y Graciela, quienes en sus conversaciones llegan a tocar temas cada vez más personales como lo es una anécdota sobre el matrimonio y los planes a futuro, cosa que nos hace pensar que sin duda alguna los tiempos han cambiado.

Agua Caliente cierra con la inclusión de un personaje que sorprende y un final que te dejará con una sonrisa en el rostro.