La nueva película de Luc Besson, realizador de las bien amadas cintas de El quinto elemento y El Perfecto Asesino, cierra el 2023 con Dogman, una historia que transita por los elementos conocidos del director, pero con la dosis exacta de crítica social que va acorde a los tiempos actuales. Protagonizada por Caleb Landry Jones (X-Men First Class y Get Out) esta es una obra imperdible si eres una persona amante de los perros, así como de los personajes trágicos memorables.   

Es un hecho que las películas de superhéroes han marcado una época en el cine, tal y como el género Western lo hizo en su momento, con personajes que atraviesan los obstáculos que les son impuestos a base de pura fuerza de voluntad y batallas visualmente llamativas. Pero, con un desgaste evidente en la fórmula propuesta por Marvel y DC, actualmente existe una necesidad por contar historias menos superficiales y más profundas en ese tipo de obras.

Cintas como Joker o The Batman de Matt Reves son ejemplos recientes de cómo se le puede dar la vuelta a una fórmula probada con historias más maduras que exploran a detalle a sus personajes. Situación que tampoco es del todo nueva, puesto que Sin City y Watchmen hicieron lo propio en su momento, incluso antes de que el género de superhéroes estuviera en el radar.

Con ello en mente, es reconfortante resaltar que Dogman entra en esta categoría al presentar, no a un héroe como tal, sino a un antihéroe que utiliza a los perros como símbolo para presentar un discurso que gira en torno a temas como la violencia, el abandono, la discriminación y el sentido de pertenencia. Estos elementos no son ajenos al director, pero, lejos de sentirse como una repetición de sus trabajos pasados, la obra respira frescura al llevarnos a una ficción que te atrapa desde el inicio.    

Aquí conoceremos a Douglas, o “Doug” para los cuates, una persona que aparece en los primeros minutos con heridas de bala y vestido de Marilyn Monroe mientras conduce una camioneta blindada, en cuyo interior lleva a sus bebés: perritos de distintos tamaños y colores. Con este gancho inicial, la cinta es un recuento de la vida de Doug a partir de la interacción con su psiquiatra llamada Evelyn (Jonica T. Gibbs), por lo que, el cómo llegamos a ese momento inicial tan peculiar es el punto de partida para emprender un viaje intenso y dramático.  

La interpretación de Caleb Landry Jones es sensacional, el resultado es una combinación que recuerda al Joker de Joaquin Phoenix, con la Cruella de Ema Stone y al Dr. Frank N Furter de Tim Curry. La transición del personaje navega por la expresión de género drag y va de lleno con su personalidad, la cual está ligada de una forma interesante al teatro, la música y a su espíritu personificador. 

Desde su nombre: Doug, empieza un juego de palabras que encaja con lo que representan los perros para él, un simbolismo profundo que sirve de analogía para hablar sobre la naturaleza humana, con diálogos llamativos que enfatizan la preferencia del protagonista por los animales en lugar de las personas. Esta construcción es un gran logro de la película porque hace que te importe todo lo que le sucede al personaje y ayuda a entender sus acciones. 

Alrededor de Doug se construye el mito de Dogman, alguien dispuesto a ayudar a las personas que han sido buenas con él y con sus fieles acompañantes. Los bebés del protagonista cuentan con una personalidad propia, por lo que se convierten en personajes de apoyo muy divertidos al ser perritos que ayudan a su dueño en situaciones que dan paso a secuencias de acción y terror. 

El recuento de la vida de Dogman, a partir de su vínculo con Evelyn, ayuda entender cómo surge un antihéroe poco habitual, que cuenta con un pasado trágico y que hace frente a una serie de infortunios que ayudan a empatizar con su situación, de igual manera que da pie para ver a dos personas que se entienden en su dolor. Se trata de alguien que usa a los perros como reflejo de su fuerza de voluntad (y fuerza bruta) al ser estos últimos sus ojos, oídos y piernas en la ciudad. 

Similar a lo hecho por M. Night Shyamalan en su trilogía de héroes poco convencionales, esta es una cinta que fácilmente podría entrar al universo de David Dunn y compañía. La crudeza de lo que se ve en pantalla, la visibilización de realidades que muchas veces se ven opacadas en el cine, y un poder poco habitual, hacen de esta historia una pieza obligada si sigues el trabajo del director o por si quieres ver algo diferente en el género de superhéroes.

Cabe mencionar que también cuenta con canciones licenciadas muy buenas y montajes entretenidos que ayudan a que la obra cuente con un ritmo ligero. Como punto negativo puede decirse que hay varias escenas que se dejan al entendimiento del espectador para interpretar el cómo se pasa de una situación a otra, de tal manera que pueden entenderse como huecos argumentales que fueron recortados en edición para cumplir con el tiempo de la cinta. 

Lo anterior lleva a que haya líneas argumentales de personajes que no cierran del todo bien, porque se les da cierta relevancia en un punto de la historia, pero no salen en pantalla o de plano se dejan de lado para enfocarse en la línea principal, algo desafortunado porque hay un buen par de ellos que te dejan con ganas de saber más.

Esta es una gran recomendación para iniciar el 2024, por lo que, si tienes la oportunidad de ir a verla al cine, adelante.