Stanley Kubrick, uno de los cineastas más excelsos en técnica y pasión; perfeccionista a niveles groseros, al grado de obtener un récord guinness por la toma con más intentos en la historia del cine, 148 repeticiones, hasta que se cumplieran las expectativas y visión del director. La obsesión que tenía Kubrick por sus proyectos era tanta que se volvía un fastidio trabajar con él, a pesar de sus métodos tan insanos, tuvo una de las mejores filmografías en la historia del séptimo arte. 

Para 1978, el director neoyorquino nacionalizado británico de 50 años y tras dirigir obras maestras como Paths of Glory (1957), Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb (1964), 2001: A Space Odyssey (1968), A Clockwork Orange (1971), y Barry Lyndon (1975), llegaba ya como uno de los mejores de todos los tiempos para comenzar con la producción de su onceava película, la adaptación con muchas libertades de uno de los más grandes éxitos del novelista de terror Stephen King: The Shining.

Kubrick se dio tanta licencia de libertad para discursear la historia de The Shining a su manera, hasta el punto en el que King ha expresado que detesta con creces esta adaptación en todos sus apartados, incluyendo las actuaciones de Jack Nicholson y Shelley Duvall. Cabe destacar que la película tampoco fue bien recibida por la crítica especializada tras su estreno. 

Pero, con el paso del tiempo, ¿qué fue lo que llevó a ser tan especial a este filme?

Si hay que empezar por un lugar debe ser por el rodaje, el cual tardó 14 meses, en los que se filmaron todas las escenas de forma cronológica, y como ya se mencionó al inicio de este texto, el perfeccionismo del director causó que se tardarán días para lograr el material “perfecto”, esto se tradujo en un estrés constante por parte de todo el equipo de producción, debido a que representaba un reto enorme. 

The Shining es de aquellas películas que no basta con verlas una sola ocasión. Todo lo que ocurre a cuadro está construído con un detalle extremo, cada visionado que se pueda realizar a esta obra puede cambiar la perspectiva que se tenga de ella, pues, está cargada de tantos simbolismos que da apertura a una variedad increíble de teorías para comprender en concreto qué es lo que quería decir Stanley Kubrick a través de esta historia: sus colores, la sangre, la música, el don paranormal del resplandor, los genocidios contra los pueblos nativos de los Estados Unidos, la máquina de escribir de Jack, la línea en bucle de su nuevo libro, el abuso que ejercía sobre su esposa e hijo, y probablemente un montón de cosas más a las cuales dar un significado. 

Es interesante incluso el análisis más superficial posible, sobre una familia con diferentes problemas psicológicos que se generan a raíz del alcoholismo del padre, la pérdida de su trabajo como profesor y un episodio de violencia contra su hijo, el cual es negado y se da el título de “accidente”, todos estos problemas psicológicos se potencian cuando la familia se aísla en el Hotel Overlook que está rodeado de tantas leyendas y cosas paranormales.

Una de las cuestiones para nada positivas por el perfeccionismo y los métodos tan complicados Kubrick durante el rodaje, fue el verdadero infierno que le hizo pasar a Shelley Duvall, quien interpretó al personaje de Wendy Torrance; le discutía mucho y prohibió que todos en el set fueran amables hacia ella, con la consigna de que Shelley se viera asustada y estresada de la manera más natural. Para Duvall, ser parte de esta película representó un desgaste inhumano en su salud mental.

Después de casi 44 años de su estreno, The Shining se ha convertido en una de las películas más importantes del género de terror psicológico y sigue dando pie a teorías y análisis, ¿te atreves a adentrarte en el Hotel Overlook desde la perspectiva de Stanley Kubrick? Disponible en HBO MAX