El viaje de un niño por el trauma, la madurez y el luto

El niño y la Garza es la presunta última película de estudio Ghibli en ser dirigida por Hayao Miyazaki, y digo presunta porque Miyazaki lleva diciendo eso desde que se estrenó El viaje de Chihiro.

Para un creador y un estudio con casi 40 años haciendo películas animadas, es lógico pensar que no hay nada más de Miyazaki pueda ofrecernos con El Niño y la Garza, y en cierta forma es cierto, los elementos característicos de sus películas están ahí, criaturas fantásticas, un mundo maravilloso al que adentrarse, niños siendo los protagonistas, un buen soundtrack, todo lo que podrías esperar de una película dirigida por Miyazaki, pero esta vez siendo un poco diferente.

Empecemos por hablar de nuestro protagonista Mahito, un niño de 12 años el cual ha perdido a su madre en un incendio, debido a esto, se ve obligado a mudarse con la hermana de su madre en una casa en medio del bosque, si bien al igual que el resto de las películas de Miyazaki, se narra desde el mundo infantil y como tema se habla de la pérdida de la inocencia a una edad temprana, en esta ocasión el director desencadena esta metamorfosis con la pérdida de la madre.

Este simple cambio resulta en una obra mucho más contemplativa, no es el viaje de un niño fascinado por el mundo mágico que lo rodea, como podría ser el caso de Totoro, o Ponyo, es un niño tratando de recuperar a su madre, es como si este niño fuera una combinación de Chihiro y Ashitaka de La princesa Mononoke.

Esto a su vez provoca que el ritmo de la película sea más lento en comparación con otras del estudio. Es una cinta que requiere la atención de la audiencia, no solo por hablar de temas adultos, también porque en cada momento suceden cosas relevantes para la trama.

Otro factor que acentúa la complejidad del filme es que, a diferencia de otras películas de Miyazaki, este mundo no está contenido en un espacio pequeño y definido, de hecho, el mundo se expande cada vez más mientras la película sigue avanzando, haciendo de su universo algo complejo en donde los personajes se van presentando en etapas ya avanzadas de la película, eso sí, todo perfectamente enlazado.

Si hablamos de la banda sonora, creo que es de las cosas en las que menos destaca, pues si bien no es una mala banda sonora, no llega a ser memorable como El Castillo Vagabundo o Chihiro, pero llena bien los espacios donde es necesaria la música sin opacar su animación dirección de arte y la composición de las escenas que son los elementos que realmente se quedan en la mente de la audiencia.

Estos tres aspectos en conjunto son el alma de la cinta, su belleza visual la posiciona dentro del mismo estudio al crear un mundo fascinante, que te hace querer adentrarte cada vez más. La arquitectura presente en cada una de las películas de Ghibli siempre destaca por ser contextual con su entorno y las personas que lo habitan, pero esta vez no hubo miedo en hacerlo diferente. Una construcción más abstracta y llena de simbolismos; es una sensación mágica, casi mística que rodea cada uno de los paisajes. Por la propia temática de la historia, se vislumbran reminiscencias de obras clásicas como la divina comedia.

El niño y la garza habla sobre el luto, dejar ir, seguir con tu vida y madurar tempranamente, es una película mucho más personal para el director y lo grita por todos lados, no es el tipo de producción que usualmente esperas ver, y menos de un estudio de animación grande. Sin dudas, es una apuesta arriesgada, y no es algo que se vea comúnmente a día de hoy, es el tipo de película que la puedes amar, o te puede aburrir, pero tiene demasiada personalidad, esfuerzo y corazón en cada una de las escenas.

Si eres un seguidor de las películas de Ghibli no te la puedes perder bajo ningún motivo, pues representa no solo la evolución mucho más contemplativa en la vida de Miyazaki, sino del propio estudio, un estudio que no teme crear las historias que crean porque las personas que hay detrás de cada frame sienten una pasión increíble por el medio, por contar una historia, por dejar una huella, y para mí es razón suficiente para verla al menos una vez en tu vida.

Regresaré a El Niño y la Garza, en un futuro, porque creo que serán una de esas creaciones que adoptan un significado diferente dependiendo de la etapa de tu vida en la que te encuentres, y a pesar de no ser mi película favorita del estudio ni tampoco entrar en mi top 3 personal, si creo que objetivamente estamos ante como mínimo, una de las 5 mejores películas de Ghibli, y una nota alta al cierre de la carrera de una de las mentes más imaginativas, creativas y talentosas que hemos visto, no solo en la animación, sino del cine general.