La ópera prima de la directora canadiense de 26 años, Emma Seligman, es una historia de humor negro y tragedias claustrofóbicas. La historia gira en torno a un encuentro inesperado entre Danielle, una joven universitaria bisexual, su ex novia y su sugar daddy, en un shiva judío en el que no se sabe con claridad quién murió, porque nadie está triste y el luto se percibe sólo por el negro de las vestimentas.

Emma afirma en distintas entrevistas que Shiva Baby es una historia acuerpada, pues ella pertenece a una pequeña comunidad judía en Canadá y además es bisexual. Asimismo, comenta que es muy común en la subcultura universitaria (al menos en su experiencia en la NYU) las relaciones sugar daddy – baby, pues surgen generalmente por la complejidad económica que resulta costear la vida en Nueva York y por la cercanía y fluidez económica de Wall Street, dos extremos que se unen de alguna u otra manera.

Antes de ser largometraje, Shiva Baby fue un cortometraje con el mismo nombre (se puede ver en Vimeo), y la misma protagonista: Rachel Sennott. La dupla Seligman- Sennott comienza tras el éxito del cortometraje y las ganas mutuas de transformarlo en una historia más compleja, más agobiante e irónica; Emma escribió y dialogó el personaje de Danielle con Sennott durante todos los tratamientos del guión, por lo tanto, se puede apreciar que la interpretación de Rachel resulta tan orgánica como sus puestas en escena de stand up.

Asimismo, el crew de la de la película incluye a la cinefotógrafa Maria Rusche, la compositora Ariel Marx, la editora Hanna A. Park, la productora Katie Schiller, de las cuales algunas fueron compañeras universitarias de Emma y se aventaron junto con ella la producción y la búsqueda de fondos, con mucha dedicación y con ganas de sacar a flote el primer largometraje para muchas de ellas.

Danielle de 5 a 7: un thriller antisolemne

Toda la historia se desarrolla en una misma locación y en tan solo unas horas, en una casa anfitriona del shiva con  múltiples invitados, de los que Danielle no esperaba a su sugar daddy (Dany Deferrari) ni a su ex novia Maya (Molly Gordon), aunada la presión constante de sus padres por exhibir los no logros de su futura vida profesional.

La trama es una claustrofobia evidente, la forma en la que la cámara sigue de cerca y de manera tan íntima a Danielle, acompañada de la música de cuerdas judía compuesta por Ariel Marx,  nos ayuda a sentir el agobio que le produce estar dentro de una encrucijada en la que que las circunstancias de las que una no puede escapar se hacen presentes y se potencializan en un solo lugar. Y como sucede con las tramas con temporalidades cortas, es envolvente y directa, como un laberinto previamente trazado, con la ayuda de un bucle de ansiedad que se cataliza con el tiempo, tan corto y eterno.

Las actuaciones icónicas de Polly Draper, Rachel Sennott, Dianna Agron, Danny Deferrari, así como la  de cada personaje cuya existencia meticulosa y perfecta, encajan en este drama en donde la incomodidad familiar, la religión y las apariencias pueden ser un escenario perfecto para sofocar a una joven que intenta ser disidente en muchos aspectos, incluida su sexualidad.

Por otro lado, la inercia por continuar ritos sin convicción es una semilla indiscutible para la narrativa Emma, cuya familia pertenecía a una comunidad judía y ella pudo tomar nota de muchas peculiaridades de este evento, que trascendió de una intención espiritual a una mera convención social: “¿Quién murió?” , pregunta Danielle antes de entrar al shiva.

El tiempo y el espacio tan corto de la cinta recuerda a la precursora Cléo de 5 a 7 de Varda, y al mismo tiempo, el tino para el humor negro me recuerda a Phoebe Waller-Bridge en Fleabag y su audacia para la comedia tenga fundamento en la audacia de la protagonista. Realmente creo que este tipo de humor negro radica en el desvaneceimiento cierto poder que se creía certeza cuando la realidad inmediata toma las riendas de una manera muy brusca.

Shiva Baby es como experimentar una carcajada nerviosa con llanto en el lugar menos indicado. Además es muy gratificante ver a una protagonista bisexual, pues no es muy común que esta orientación sea tan explorada y menos con un conflicto distinto que no sea la bisexualidad en sí.

Los caminos de Shiva Baby 

La película tuvo su estreno mundial y comercial a través de la plataforma Mubi, pues de la adaptación de las distribuidoras ante la pandemia surgió la posibilidad de estrenar películas emergentes, redescubiertas o restauradas como: Matthias and Maxime de Xavier Dolan, Ema, de Pablo Larraín, la filmografía de Wong Kar Wai, Farewell amor de Ekwa Msangi, entre muchas más.

No obstante, ha podido circular virtualmente por distintos festivales del mundo, por ejemplo, en el Festival Internacional del Mar del Plata, en el Festival de Cine de Los Cabos, en el Boston Jewish Film, entre otros. 

Emma Seligman pretende continuar con la exploración de Shiva Baby pero ahora en formato televisivo, con intención indagar aún más en el complejo mundo de las sugar babies, e igual está preparando otra comedia junto con Rachel Sennott, pero ahora menos ansiosa, aunque igual de cruda y divertida.