Sin Aire: un chapuzón de alto riesgo
Sumérgete en esta película que te mantendrá al filo del asiento. La cinta alemana, dirigida por Max Erlenwein, cuenta con una historia llena de adrenalina y suspenso que te deja embobado ante la situación crítica que atraviesan nuestras protagonistas. Sin Aire es un chapuzón de alto riesgo que te hará cuestionarte si bucear es una buena idea para tus próximas vacaciones en la playa.
Aquí conoceremos a Drew (Sophie Lowe) y May (Louisa Krause), dos hermanas que deciden ir a bucear a las orillas de una costa abandonada por Dios para limar asperezas del pasado y pasar tiempo de calidad en familia. Pero todo se va al traste cuando un derrumbe en el lugar provoca que May quede atrapada bajo una gran roca en el momento que ellas deciden sumergirse dentro del mar. Es así como Drew tendrá la gran responsabilidad de liberar a su hermana antes de que se quede sin aire en la profundidad del océano.
La urgencia de Drew por rescatar a su hermana da como resultado una serie de situaciones, u obstáculos, que surgen producto de su desesperación y que te mantienen al pendiente de su resolución. Estos obstáculos van de algo tan simple ,como abrir la cajuela del auto en el que llegaron, hasta reparar uno de los tanques de buceo por defectos de fábrica, situaciones que son llevadas al límite porque Drew tiene el tiempo en contra.
La frustración de Drew, ante los infortunios que le impiden rescatar a May, es palpable en todo momento. Es una emoción desafortunada que se transmite con gran acierto al público, puesto que dentro de la sala de cine fue posible escuchar expresiones de ansiedad y desesperación ante cada nuevo problema con el que tenía que lidiar la protagonista.
Esta desventura va acompañada de un gran diseño de audio que te sumerge al fondo del mar. Los efectos de sonido del equipo de buceo, los ecos ahogados de los movimientos al nadar y las siempre presentes burbujitas desesperanzadoras son elementos que te adentran más en la experiencia. Cada que May o Drew hacen un esfuerzo por aguantar la respiración, o ahorrar sus recursos, es un acierto que te mantiene al pendiente de la crisis que atraviesan.
A grandes rasgos, esta película me recordó bastante a 127 horas (2010) de Danny Boyle, no sólo por la roca que se convierte en la gran villana de la cinta, sino porque los personajes también cuentan con estos viajes introspectivos que les hacen pensar en su pasado, las decisiones que han tomado y todo el drama que hay detrás de su tragedia ante la posibilidad de que puedan morir. Si bien, sólo vemos fragmentos reducidos de dicho pasado, estos son suficientes para entender el punto.
Lo anterior va acompañado de una edición y montaje que, en el tramo final de la cinta, se torna bastante creativo y nos regala escenas que son, hasta cierto punto, surrealistas porque juegan con música licenciada, tomas super claustrofóbicas y hasta coreografías en el agua que resultan inesperadas, es un experimento muy interesante que vale la pena ver.
De igual forma, Sin Aire ayuda a entender una actividad tan llamativa, pero al mismo tiempo riesgosa, como lo es el buceo. Las protagonistas conocen su rol, entienden de qué va el buceo y es ilustrativo el conocer cómo funciona su equipo, así como entender la importancia de la descompresión. Bucear hasta tal profundidad no es cualquier cosa y eso lo dejan muy claro en la película con la historia, así que puede ser una buena clase que despierte el interés por entender esta actividad llena de adrenalina.
En conclusión, esta es una obra satisfactoria que te mantiene enganchado y una que vale la pena ir a ver al cine por la experiencia. No sólo aprenderás lecciones básicas de buceo, sino que estarás al pendiente para que nuestras queridas May y Drew salgan airosas de su infortunio.