Lo efímero de la vida es un hecho. Vamos y venimos, sin ton ni son. Nacemos, crecemos, morimos. Un ciclo certero, y pese a ello lleno de maravillas. 

Dedazos de pintura colorida en las paredes como símbolo de nuestra existencia en la primera infancia. Una mamá no muy contenta. Dibujos en la nevera como obra a admirar del Louvre. Medalla de honor para el artista al que aún viste su mamá para acudir a la primaria.

Conciertos con las sartenes y ollas favoritas de mamá y papá, filmes envidiados por Almodóvar a manos de adolescentes con la sed de crear, esculturas reminiscentes a los griegos con arcilla y aluminio.

Cómo late desembocado el corazón ante aquello que nos apasiona. El óleo sobre el lienzo cuyo olor aceitoso causa confort y consuelo. La melodía que transporta consigo memorias. El arte, el arte que hace sentir. Que hace pensar. El arte que, como pieza fundamental del rompecabezas del ser, nos distingue del otro y a su vez nos abraza en lo común.

El arte es un testamento a nuestro paso por el mundo, es por ello que el 15 de abril, a la par del natalicio de Leonardo da Vinci, se celebra el Día Mundial del Arte. Un reconocimiento a la expresión del alma humana en el plano terrenal. Una celebración del sentir.

Es en el año 2019 que en su congreso 40° la UNESCO así lo determinó a manera de impulsar y apoyar a las artes que han hecho mella en nuestra cultura. No importa el donde, las artes echan raíces y permiten el desarrollo sociocultural de civilizaciones enteras. Son una medida de tiempo y una bandera de la evolución del pensamiento. 

¿Qué es un artista sino aquel que crea desde la pasión? No hay reglas semánticas. No hay lineamientos.

Si bien el crecer en un mundo que mira con apatía y desdén el arte en su naturaleza más pura (la que se goza y no necesariamente se capitaliza) es de suma importancia  recordar que es intrínsecamente humana. Y no hay prueba más certera de nuestra pasión y alma que ésta: el producto de un corazón sincero. Crear con el corazón, consumir con hambre por sentir. 

Apoyar a lxs artistas locales, aventurarse a la intervención artística en lo cotidiano y apreciar la artesanía de la creación son algunas de las maneras de celebrar nuestra posibilidad de crear e imaginar. Todxs podemos ser artistas.